A
todos les daba miedo la libélula.
Iba
del charco a la roca. De la roca al charco.
No
se paró en nada ni nadie,
pero
a todos le daba miedo la libélula.
Y
todos huyeron. Y la playa se quedó vacía.
Mientras
la libélula
seguía del charco a la roca. De la roca al charco,
seguía del charco a la roca. De la roca al charco,
yo,
desde la roca, la observaba: Grande. Brillante. Hermosa...
Entonces,
a solas, se posó a mi lado.
Y
la libélula desapareció.
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