¿Dónde
está la lluvia de hace unos días? Es hoy cuando la necesito, y es
hoy cuando se siente el viento cálido que asfixia poco a poco. Sí,
me gusta la lluvia y cuando las personas llueven, me gusta ese rocío
húmedo que eriza el bello y la lluvia que golpea contra el asfalto o
contra el vidrio de una ventana, es sólo con el invierno y el frío
que le acompaña cuando las personas reflejan lo que son, humanos,
humanos que sufren, que llorar, que ríen que tienen sentido y
sentimientos, aunque algunas son tan egoístas que desean que solo
sea su llanto el protagonista, solo quieren que sean a ellas a quien
le ofrezcas el abrigo o el hombro, y llegando el calor son estas
mismas personas las que ensucian y arrugan el abrigo que tanto te
costó coser, son también estas personas conscientes de que aparte
de ellas, hay gente que se siente muerta, pero aún siendo
conscientes de esto, la tecnología de sus móviles o quizás el
sabor dulce de un tinto con limón les impiden ayudarnos como alguien
les ayudó en invierno. También existen personas que intentan
ayudar, sí, pero no entienden la diferencia entre oír y escuchar,
por eso, echo de menos la lluvia, echo de menos la gente sensible. La
causa de todo esto es que las personas oyen el llanto pero no prestan
atención a lo que las lágrimas quieren contar.
Y esperar la lluvia 50 semanas, esperar el perfume de la naturaleza llamada humedad, así como espera un perro a su dueño encerrado entre cuatro paredes o como espera la luna ser besada por el sol cuando llegue el próximo eclipse. Esperar...eso es lo que tiene ser paciente, aunque para algunos ser paciente es esperar el whatsapp de una persona, o esperar el plato de comida que ni ellos mismos preparan a la hora del almuerzo, son las mismas personas que llegando el calor arrugan y ensucian tu abrigo. El problema es que el humano cree saber diferenciar al impaciente del paciente, se equivocan, ya que no saben definir a la persona paciente y aún así nos piden que les esperemos sin saber que lo que piden causa daño, el mismo daño que puede sentir una margarita cuando le despuntan los pétalos. Perdonad, pero una persona paciente no es la que aguarda todo, sino aquella que selecciona y sabe lo que realmente se debe esperar, como por ejemplo, la lluvia.
No, la humanidad ya no existe, nadie es humano, las catástrofes que vemos día a día en televisión o paseando nos han convertido en rocas, rocas que solo saben golpear con el silencio y solo saben comunicarse con tecnología, ¿dónde queda el cariño? ¿dónde quedan los abrazos y las palabras bien pronunciadas? Quizás han desaparecido como desaparece un pequeño castillo de arena cuando la mar está alta o como desaparece el humo cuando se apaga un cigarrillo. El cariño ha pasado a ser peligroso, pero aún así es necesario. Respiremos juntos el mismo aire, no creo que sea tan incómodo, tengamos algo de caridad con aquellos que sufren en la pobreza, que padecen enfermedades en las calles o en países subdesarrollados, que por no tener, ellos no tienen ni sueños y no bastante con eso son atropellados con insultos como vagabundos, miseria o tercer mundo, ¿tercer mundo? ¿Alguien me explica que es tercer mundo? el tercer mundo no existe, lo que existen son las fronteras, no solo geográficas sino ideológicas también. De verás, abrazar a un niño africano no es peligroso y darle la mano a un vagabundo que tenga la mano sucia no es una tortura pero ya lo dijo Aznar: "hay que buscar nuevos horizontes, ellos ya están jodidos"...¿Nuevos horizontes? El horizonte es algo bello que poco a poco se ha ido convirtiendo para el agrado de unos cuantos, en otra línea fronteriza. Las fronteras se acabaran cuando toda persona pueda cruzar el horizonte sin miedo a ser fusilado.
Y así funciona la justicia, en mano de los injustos. No, no me creo el cuento de que no hay dinero para todos, no me creo el cuento de la persona que es superior por mirar la hora en un reloj de plata, no creo en el cuento de la educación militar, no creo que haya nacido de la costilla de un humano supervisado por un ser superior y bondadoso llamado Dios, no creo que alguien tan bondadoso sea capaz de llenar la historia con sangre de pocos culpables y tantísimos inocentes. Tampoco creo en los finales felices, y menos cuando se comen perdices. Si estar rodeado de competencia, gente sin compasión y mas de medio mundo esclavizado de su propio nacimiento es un cuento con final feliz algo está fallando y somos nosotros, que nos conformamos con comer de lo que sembramos, pues para comer de los que sembramos, prefiero sembrar lo que quiero comer.
Por todo esto quiero desaparecer, como desaparece el castillo de arena o el humo, escapar de estos conceptos, escapar del cariño y esperanza falsa cada vez que se dice "te lo prometo", escapar del sudor de los edificios, del ruido de un taladro, de las legañas de un espejo y huir allá donde la gente no conoce un reloj de plata ni el horizonte, donde las personas cuidan tu abrigo y al devolvértelo te regalan otro igual de bien cosido, donde la gente se abraza y se sonríe con las manos sucias, Huir allá donde los cuentos no son felices pero al menos se sabe. Allá es donde quiero ir, allá donde uno se siente libre aún sabiendo que todos somos marionetas de un ataúd.
Y esperar la lluvia 50 semanas, esperar el perfume de la naturaleza llamada humedad, así como espera un perro a su dueño encerrado entre cuatro paredes o como espera la luna ser besada por el sol cuando llegue el próximo eclipse. Esperar...eso es lo que tiene ser paciente, aunque para algunos ser paciente es esperar el whatsapp de una persona, o esperar el plato de comida que ni ellos mismos preparan a la hora del almuerzo, son las mismas personas que llegando el calor arrugan y ensucian tu abrigo. El problema es que el humano cree saber diferenciar al impaciente del paciente, se equivocan, ya que no saben definir a la persona paciente y aún así nos piden que les esperemos sin saber que lo que piden causa daño, el mismo daño que puede sentir una margarita cuando le despuntan los pétalos. Perdonad, pero una persona paciente no es la que aguarda todo, sino aquella que selecciona y sabe lo que realmente se debe esperar, como por ejemplo, la lluvia.
No, la humanidad ya no existe, nadie es humano, las catástrofes que vemos día a día en televisión o paseando nos han convertido en rocas, rocas que solo saben golpear con el silencio y solo saben comunicarse con tecnología, ¿dónde queda el cariño? ¿dónde quedan los abrazos y las palabras bien pronunciadas? Quizás han desaparecido como desaparece un pequeño castillo de arena cuando la mar está alta o como desaparece el humo cuando se apaga un cigarrillo. El cariño ha pasado a ser peligroso, pero aún así es necesario. Respiremos juntos el mismo aire, no creo que sea tan incómodo, tengamos algo de caridad con aquellos que sufren en la pobreza, que padecen enfermedades en las calles o en países subdesarrollados, que por no tener, ellos no tienen ni sueños y no bastante con eso son atropellados con insultos como vagabundos, miseria o tercer mundo, ¿tercer mundo? ¿Alguien me explica que es tercer mundo? el tercer mundo no existe, lo que existen son las fronteras, no solo geográficas sino ideológicas también. De verás, abrazar a un niño africano no es peligroso y darle la mano a un vagabundo que tenga la mano sucia no es una tortura pero ya lo dijo Aznar: "hay que buscar nuevos horizontes, ellos ya están jodidos"...¿Nuevos horizontes? El horizonte es algo bello que poco a poco se ha ido convirtiendo para el agrado de unos cuantos, en otra línea fronteriza. Las fronteras se acabaran cuando toda persona pueda cruzar el horizonte sin miedo a ser fusilado.
Y así funciona la justicia, en mano de los injustos. No, no me creo el cuento de que no hay dinero para todos, no me creo el cuento de la persona que es superior por mirar la hora en un reloj de plata, no creo en el cuento de la educación militar, no creo que haya nacido de la costilla de un humano supervisado por un ser superior y bondadoso llamado Dios, no creo que alguien tan bondadoso sea capaz de llenar la historia con sangre de pocos culpables y tantísimos inocentes. Tampoco creo en los finales felices, y menos cuando se comen perdices. Si estar rodeado de competencia, gente sin compasión y mas de medio mundo esclavizado de su propio nacimiento es un cuento con final feliz algo está fallando y somos nosotros, que nos conformamos con comer de lo que sembramos, pues para comer de los que sembramos, prefiero sembrar lo que quiero comer.
Por todo esto quiero desaparecer, como desaparece el castillo de arena o el humo, escapar de estos conceptos, escapar del cariño y esperanza falsa cada vez que se dice "te lo prometo", escapar del sudor de los edificios, del ruido de un taladro, de las legañas de un espejo y huir allá donde la gente no conoce un reloj de plata ni el horizonte, donde las personas cuidan tu abrigo y al devolvértelo te regalan otro igual de bien cosido, donde la gente se abraza y se sonríe con las manos sucias, Huir allá donde los cuentos no son felices pero al menos se sabe. Allá es donde quiero ir, allá donde uno se siente libre aún sabiendo que todos somos marionetas de un ataúd.
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