jueves, 22 de enero de 2015

Vita Detestabilis. Vol.1

Y mientras ellos sigan comprando ropa de la marca más cara para ir a la última moda y llevando bufandas horribles y pantalones de pitillos remangados para pescar, yo seguiré llevando mis pantalones anchos de la talla 52 de carrefú y mi camisa abierta, sí, no hace falta ponerse camisa solo para bautizos y comuniones.

Y mientras ellos sigan imitando a su futbolista favorita copiando ese tupé horrible que parecen pelucas con un par de mechas rubias platino, todo el cuerpo afeitado para tener un cutis impoluto y llevando pulseras de vírgenes o rosarios, yo seguiré con mi mismo pelo desaliñado, mis barbas de indigente policromada en roja y negra por naturaleza ( por favor, dejadla que crezca) y mis pulseras de corales, de cuero o de plástico, pero siempre que lleven los mismos colores: Rojo, amarillo y verde. Ah, y odiando a todos estos futbolistas.

Y mientras ellos sigan escuchando su música de gansters de pacotilla o al último popero comercial y viendo "peliculones" como la saga A todo gas o 3 metros sobre el cielo, yo seguiré escuchando verdadero rap, reggae, jazz, blues, country y cantautores ( Me hace gracia esos sujetos, que dicen " pff que canción más antigua, esa salió hace 2 años... yo sigo escuchando a Robert Johnson, bluesman de los años 1936-1937) y viendo películas clásicas autenticas como la soga de Hitchcock o el resplandor de Stanley kubrick.

Y mientras ellos sigan sintiéndose superiores por tener tatuajes de imágenes chicanas, por drogarse los fines de semanas con sustancias químicas o emborrachándose con cualquier alcohol de garrafón en bares de poca monta, por tener su coche con esa música ridícula a toda pastilla o jugando a ser quienes no son contando batallas de peleas y narcotráfico para enloquecer a alguna niña inconsciente de su estupidez, yo seguiré teniendo imágenes simbólicas en mi interior como el León de Judah y mis tres colores que siempre me acompañan, seguiré bebiendo litronas en mi ambiente, en esa misma esquina, con mis verdaderos amigos, seguiré jugando a los mismos juegos, esos juegos a los que pocos juegan y pocos entienden, ajedrez, billar y mus, seguiré guardando mis batallas (reales) para los que realmente saben de que roble estoy hecho y seguiré solucionando problemas con la palabra.

Y mientras ellos sigan leyendo cosas tan importantes como el Marca y el As o revistas basuras y sigan rezando la muerte de Paul Walker, yo seguiré leyendo poesía y entristecido por la muerte de Bob Marley, Nelson Mandela o


Y mientras ellos siguen soñando con ser famosos reyes del narcotráfico, dormir entre castillos de dinero o diamantes en Los Ángeles y tener todo el cuerpo tatuado, yo seguiré soñando en que en un futuro sea la misma persona que ahora, la misma persona que no quiere ser famoso, esa misma persona que sueña con vivir en algún casa pobre y tranquila en algún poblado de África, y sí, quiero tener dinero, pero para ayudar a esas personas de las que nadie se acuerda, esas personas que mueren día a día por el hambre y por las condiciones trágicas que le han condenado desde que nacen. 

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