Como
el cigarro que apago en este momento,
como
el racimo de versos infelices,
como
el tacto de una estrella en la noche
que
se olvida de respirar.
Así
es tu sombra.
Como
una amapola que despunta el amanecer,
como
una sirena que nada en el desierto,
como
la gota de lluvia que cae a un almendro
sin
saber que aún no ha llegado el otoño.
Así
es tu mirada.
Como
un gorrión cantándole a la luna,
como
la espuma que resbala en una ola,
Como
el silencio del cristal que acoge
nuestro
abrazo bajo el abrazo de mis sábanas.
Así
eran tus caricias.
Como
la lluvia que perfuma el valle,
como
la caoba de un mueble roto,
Como
una nube transparente vestida de luto
que
invade mi cuerpo en mitad de un manantial.
Así
eras tú.
Vacío
está el verano, seco en soledad,
mientras,
el invierno, saluda mi poesía.
Estas
letras vacías y secas siguen esperando,
siguen
intentando recordar como era tu voz.
Como
el mensaje de una botella, que de tanto esperar
se
ahogó.
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