Es
el deseo a odiarlo todo,
a
odiar tu odio incluso.
Porque
tú, cariño, me has dejado sin sueños,
porque
solo sueño soñar iluso.
Es
el odio a desearlo todo,
a
desear caricias sin sentido,
a
acariciar sin deseo
cuando
paseo bajo tu ombligo.
Son
las lágrimas meciendo el olvido,
y
es el ovido meciendo el odio y el deseo
y
sé que que el deseo es fruto del odio
mas
sabiendolo, es el fruto que mejor saboreo.
Ven
a verme, así vestida de sangre pura,
y
toca con tu verano mi aguda primavera,
y
araña con tus uñas mi espalda mojada,
y
permite que el deseo fluya por doquiera.
Cierra
los ojos pero sigue pestañeando,
te
deseo, aunque es cierto, te detesto,
así
que cierra los ojos y sigue mirandome
dejemos
que el silencio haga el resto...
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